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Fecha del post: 17 de abril de 2021
Cuándo hablamos de contratos de jugadores de esports, lo primero que debemos tener en cuenta es si se cumplen o no las cuatro notas de laboralidad:
⏹ Voluntariedad: que el trabajador se comprometa de forma voluntaria a prestar la actividad laboral. En caso de los menores de 16 años, tal autorización la debe otorgar el representante legal del jugador.
⏹ Remuneración: que el trabajador obtenga un salario por su trabajo, tanto fijo como con los complementos salariales que correspondan.
⏹ Ajenidad: que sea el empresario quien asuma el riesgo de la actividad y aporte los instrumentos de trabajo (en el caso de los esports, esto podría modificarse por una idea más “Bring your own device”).
⏹ Dependencia laboral: el empresario es quien dá órdenes e instrucciones al trabajador sobre qué debe realizar y quién ostenta un poder de control y disciplinario para asegurarse que ello se cumple.
En caso que no apliquen tales requisitos, estaríamos ante una relación mercantil que, como ya os comenté en un post específico, se podría regular a través de un contrato de cesión de derechos de imagen.
En caso que sí apliquen estas notas de laboralidad, estaríamos dentro de una relación laboral que, en el caso de los esports, todo apunta a que debería ser siempre indefinida, sin embargo ya os comenté que a mi juicio se podía llegar a defender . Sea como sea, para el caso concreto de los deportes electrónicos también es importante definir dónde se prestará la prestación laboral para fijar si estamos ante una situación de teletrabajo.
Quedémonos en esta última situación. ¿Cuál es el contenido que debería tener el contrato laboral de un jugador de esports?
El procedimiento para formalizar el contrato de jugador de deportes electrónicos
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El procedimiento que se sigue para contratar a un jugador de esports es exactamente el mismo que para contratar a cualquier otro tipo de trabajador.
En primer lugar, se negociaría y pactaría el contenido de este contrato. En este punto, es importante recordar que seas un club o un jugador asegurate que se respete la confidencialidad de estas negociaciones ya sea a través de un Non-Disclosure Agreement (NDA) o de cualquier tipo de contrato que garantice la confidencialidad de estas negociaciones.
Una vez las partes se han puesto de acuerdo en las condiciones del contrato, lo que debe hacer el club es ver si el jugador ya tiene un número de afiliado a la seguridad social o no. En caso que no lo tenga, se deben iniciar todos los procedimientos para el alta en el mismo (aportar el modelo TA.1 para la solicitud de afiliación a la Dirección Provincial de la Tesorería de la Seguridad Social o Administración de la misma provincia en que esté domiciliada la empresa en que presta servicios).
Una vez ya se dispone de número de afiliado a la seguridad social y el club cumple con todos los requisitos para la contratación, se debe aportar el contrato de trabajo pactado al Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) para su registro. Ahora bien, ¿qué contenido debe tener este contrato de trabajo que se aporta al SEPE?
Si nos atenemos a la legislación, los aspectos esenciales que debe tener un contrato laboral son los siguientes:
Identidad de las partes del contrato;
La fecha de inicio de la relación laboral y, la duración estimada, en caso de que se trate de una relación laboral temporal;
El domicilio social de la empresa y el centro de trabajo donde el trabajador prestará sus servicios habitualmente;
La categoría o el grupo profesional del puesto de trabajo que desempeñe el trabajador o, en su caso, el detalle de la actividad y tareas laborales a prestar por el trabajador;
La cuantía del salario y de los complementos salariales, así como la periodicidad de su pago;
La duración y la distribución de la jornada ordinaria de trabajo.
La duración de las vacaciones;
Los plazos de preaviso que deben cumplir el empresario y el trabajador en el supuesto de extinción del contrato;
El convenio colectivo aplicable a la relación laboral.
Dado que estos son requisitos esenciales y que este documento se deberá entregar al SEPE, el propio Ministerio de Trabajo ya ha creado una serie de plantillas que incorporan todos los aspectos descritos. Unas plantillas cuyo contenido, en el caso del contrato indefinido, pueden ampliarse por medio de las llamadas “cláusulas adicionales”, en las cuales las partes pueden reflejar aspectos que vayan más allá de lo esencial. En este caso, todo lo necesario para cubrir todos aquellos aspectos trascendentes a nivel de esports.
Las cláusulas necesarias de un contrato de jugador de esports
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Más allá de las cláusulas obligatorias exigidas por la normativa (que, por otro lado, deben interpretarse y adaptarse al caso concreto de los esports), la propia dinámica relación entre jugador y club de deportes electrónicos exige que se pacten más cuestiones. Entre ellas, podríamos encontrar las siguientes:
Actividades a realizar por el jugador
Tal y como mencionaba anteriormente, uno de los aspectos esenciales que debe contener todo contrato de trabajo radica en la concreción de las tareas laborales que deberá realizar el trabajador. Normalmente, tales tareas suelen estar definidas en las llamadas “categorías o grupos profesionales” las cuales aparecen detalladas dentro de los convenios colectivos. No obstante, cuando tales tareas no aparecen detalladas o cuando se quieren precisar o incorporar otras, estas se suelen detallar directamente por el empleador.
En el caso de los deportes electrónicos, si tenemos en cuenta que no existe un convenio colectivo específico para los jugadores de esports y, mucho menos, una definición de qué tareas deben realizar, el peso de las exigencias laboral del jugador dependerá de lo que prevean las partes en el contrato. Así pues, ¿qué actividades debe realizar un jugador de esports?:
– Entrenar: Se entendería el asistir y participar de forma activa en las actividades preparatorias que lleve a cabo el club.
– Competir: Incluiría el asistir y participar en los eventos competitivos o de exhibición en los que participe el club, sin poderle exigir un resultado concreto dado que ello no dependería directamente del propio jugador (ni, en su caso, de su equipo).
– Desplazamientos: se encajaría el asistir en todas las expediciones destinadas a entrenar o competir.
– Promociones: a día de hoy, gran parte del negocio de los esports depende de la actividad publicitaria. Por ello el jugador se debe comprometer a participar en las actividades promocionales del club o de sus patrocinadores.
– Mantener una actitud respetuosa: si tenemos en cuenta que el jugador será quién representará al club en los eventos en los que este compita, es necesario que se determine que éste deberá actuar de forma disciplinada y cumpliendo una buena conducta “deportiva” (algo que podría concretarse más a través de reglamentos competitivos o códigos de conducta internos).
– Mantener una disciplina deportiva: como cualquier otra práctica, para competir al máximo nivel en los esports es necesario mantener una buena condición física y psíquica, un compromiso que el jugador debería cumplir mientras dure su contrato.
Pago de los premios
Como no podía ser de otra forma, un elemento esencial del contrato laboral es el salario. En el caso de los esports, hablar de salario también puede incluir el reparto de las cuantías obtenidas por la obtención de los premios de una determinada competición.
Por este motivo, es necesario pactar dentro del contrato quién cobrará los premios, qué porcentaje se quedará el jugador y en qué plazo se pagarán tales cantidades.
Streaming
Es habitual que los jugadores de esports sean streamers o que el club les imponga el stremear unas determinadas horas (convirtiéndose ello en una actividad más a realizar por el jugador). En caso que ello suceda, es necesario pactar las horas de streaming, cuándo no se podrá stremear (por ejemplo, cuando el propio club compita), en qué canal se llevará a cabo el streaming, qué patrocinadores podrá ostentar, quién cobrará por lo monetizado por ese stream y, en general, todos aquellos aspectos que el club quiera incluir para cumplir con cuantos compromisos haya podido asumir con terceros (desde patrocinadores a los organizadores de competiciones).
Cumplir con las normativas de las competiciones
Toda competición de esports suele llevar aparejada una serie de normas que los participantes deben cumplir para poder participar en la misma. En estas normativas se suelen prever obligaciones tan diversas como el definir cómo se deben comportar los participantes durante la competición o la prohibición de participar en apuestas en partidas en las cuales se está involucrado.
En este sentido, en el contrato laboral se debe informar al jugador sobre cuáles son tales obligaciones y exigir el cumplimiento de las mismas.
♂️ Regulación de los derechos de imagen ♂️
Ya sea por propios intereses comerciales o por exigencia de la propia competición, uno de los aspectos más esenciales en los deportes electrónicos actuales pasa porque los clubs gestionen los derechos de imagen de sus jugadores. Por este motivo, es básico que se regule en el contrato del jugador la forma en la que se hace la cesión de los derechos de imagen, el uso que se le podrá realizar de la misma o el precio que, en su caso, se pague al jugador por dicha atribución. Incluso hay contratos que tratan de orquestar una especie de “cláusula de rescisión” (en realidad, una cláusula indemnizatoria) relacionada con tales derechos.
Condición de agente libre
Bajo el actual régimen laboral español, no existe nada parecido a lo que en los esports se conoce como “agente libre”. Por ello, es necesario que se pacte en el contrato cuándo se asume dicha condición, cuánto tiempo durará o qué consecuencias tiene para las partes. Y todo ello, claro está, cumpliendo con los límites de la legislación vigente.
Cláusulas de rescisión
Una de los grandes “misterios” de los esports es cómo pueden existir (y pagarse) cláusulas de rescisión si los deportes electrónicos ni son deporte ni se les aplica la legislación deportiva (en especial, el el Real Decreto 1006/1985, de 26 de junio, por el que se regula la relación laboral especial de los deportistas profesionales).
Sobre este tema ya hablé en Esports Bureau concluyendo que no había sustento legal para que existieran tales cláusulas en los contratos de los jugadores de deportes electrónicos españoles.
Ahora bien, ello no evita que exista quién las incluye y quién las abona o quién se “inventa” algún método para añadir cláusulas de naturaleza indemnizatoria similares a la operativa que lleva aparejada una cláusula de rescisión. Sin embargo, la línea entre la legalidad y la ilegalidad (y, en consecuencia, inexistencia) de dichas cláusulas es tan fina que es necesario examinar caso por caso para ver cuán aplicable podría llegar a ser.
Difundir la existencia del contrato
Otro de los aspectos clave que no suelen regularse en los contratos pasa por fijar cómo, cuándo y dónde se hará público el fichaje de un jugador. Puede parecer algo insignificante, pero una mala promoción o la publicación cuando no se debe, pueden arruinar la estrategia de comunicación de un club. O, incluso, las normas de la competición de esports en la cual se participa.
Código de conducta y sanciones laborales
En base a todo lo anterior, el último aspecto que nos quedaría por resolver es cómo asegurar que el jugador cumple con todas las obligaciones pactadas. Una de las formas puede pasar por la existencia de un código de conducta.
En los códigos de conducta se suelen incluir todas aquellas directrices y conductas que la organización quiere que los empleados cumplan así como las sanciones en caso de la realización de ciertos comportamientos que van en contra de los valores y principios estipulados por la empresa. Algo que complementará el régimen sancionador fijado por el estatuto de los trabajadores (y concretaría más el famoso artículo 54.2.d del estatuto de los trabajadores) y el inexistente convenio colectivo del sector de los esports.
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